viernes, 15 de noviembre de 2013

I can love, even in the darkness


Esta es una canción que me trae muchos recuerdos, solo oírla es un viaje al pasado. Un pasado en el que las cosas eran muy diferentes, pero no me arrepiento; fui tan feliz...
Así que no os lamentéis cuando echéis algo de menos que perdisteis, por lo menos, fue vuestro. 


I can fly 
But I want his wings 
I can shine even in the darkness 
But I crave the light that he brings 
Revel in the songs that he sings 
My angel gabriel 

I can love 
But I need his heart 
I am strong even on my own 
But from him I never want to part 
He's been there since the very start 
My angel gabriel 
My angel gabriel 

Bless the day he came to be 
Angel's wings carried him to me 
Heavenly 
I can fly 
But I want his wings 
I can shine even in the darkness 
But I crave the light that he brings 
Revel in the songs that he sings 
My angel gabriel 
My angel gabriel 
My angel gabriel

jueves, 3 de octubre de 2013

Siempre con más ganas de ti...


Fue un día cualquiera en el que no se tú, pero yo no me lo esperaba. A veces las cosas buenas tardan tanto porque son tan buenas que no se las puedes dar a cualquiera. No sé si me entiendes pero, esa "cosa buena" (tan tan buena) eres tú. Has cambiado mi manera de vivir por completo. Por la mañana tengo que mirar mi teléfono deseando que tus buenos días sean las primeras palabras que lea. Pienso en ti 25 horas al día y me falta tiempo siempre para estar contigo. Yo nunca pensé que la felicidad podía tener  nombre y apellidos, dos ojitos preciosos y una boquita pequeña y dulce. Nunca pensé que iba a tener tantas ganas de fin de semana, ni que iba a odiar tanto las estaciones de autobuses. Pero cada lugar en el que estamos se vuelve calentito y cómodo, como cuando estás en tu mundo, y después sin ti es frío, como cuando te sacan de tus pensamientos ...
 Me encanta que me hagas reír, porque para mí es lo más importante de ti. Eres el 90 % de sonrisas de mi día y el otro 10 % son cuando por alguna razón vienes a mi cabeza y recuerdo algunos de nuestros momentos. Me lo paso tan bien contigo que hasta he llorado de la risa. Me encanta cuando solo tú y yo nos entendemos, podemos mirarnos y reírnos de lo mismo sin que nadie lo sepa.

Nunca olvidaré la primera vez que nos besamos, aquel día en el que mis nervios no me dejaban ser persona y me convertí en una máquina de hacer el ridículo... 

Creo que fue el mejor día de mi vida. Sé que al principio no confié mucho en que vinieras pero tú me demostraste que me querías y que si hacía falta venir aunque estuvieras enfermo ibas a hacerlo. Aunque me cueste admitirlo, me gusta que me enfades para poner pucheritos y que vengas a abrazarme por detrás pidiéndome perdón... ains. Me encanta pasarme las horas muertas hablando contigo por teléfono y escuchar tu voz diciéndome que te mueres por verme. En definitiva...
Me encanta hablar contigo.
Todos los fines de semanas, después de haber dormido a tu lado me levanto pensando que estás a mi lado, pero miro y no estás... aunque se que sólo quedan cinco días para verte de nuevo y eso me hace sonreír como una niña pequeña cuando ve los regalos de navidad. Abrazarte se ha convertido en mi droga y tú ya sabes que soy viciosa. (Miau)
Te quiero, y eso nada ni nadie lo va a cambiar.
Siempre <3



domingo, 30 de junio de 2013

¿Puedes ser mi ruiseñor?

Necesito que vengas a decirme que todo lo que ha salido mal se arreglará algún día. Que me digas que soy fuerte y me abraces, que me escuches llorar mientras respiro agitada entre tus brazos. Te necesito aquí a mi lado siendo el motivo de cada latido de mi pequeño corazón. Amar es la razón de nuestra existencia, y tú me has enseñado a existir. Cada paso que doy lo doy pensando que estoy más cerca de ti. Si pudieras escucharme cantar, si pudieras verme sonreír mientras las lágrimas caen recordándote... eres el ángel que bate las alas por mí. Mi ruiseñor.

sábado, 15 de junio de 2013

After all this time? Always.

De pequeña me enseñaron a devolver todo lo bueno que me den las personas y siento la necesidad de hacer esto. ¿Nunca habéis sentido admiración por una persona que ves a diario? Vas viendo las cosas que hace, sus convicciones, sus gestos, todo, y sin querer te demuestra lo auténtica que es. Pues algo así me pasa con esta personita. Yo veía que no actuaba falsamente como mucha gente hace, si no le caías bien, no iba a saludarte con efusividad, si no eras de su confianza, no ibas a ser su confidente, si no eras su amigo, no ibas a tener sus apuntes. Son detalles muy pequeñitos, pero tan adorables. Aprecio cada pequeño gesto que haces por mí, porque uno tras otro me haces a veces pensarme las cosas, me apoyas sin juzgarme, nunca me cuestionas si ves que no es estrictamente necesario, tú me das parte de esa fuerza que necesito. En la vida todos necesitamos en cada fase alguien en quien confiar plenamente sin estar preocupado pensando si te va a traicionar o no. Sinceramente, es que no puede expresar la felicidad que me da pensar en ti y en todo lo que me aportas como persona. Me siento feliz y la sensación de estar sola ha desaparecido, el agujero del que no podía salir ya no está, y en parte ha sido gracias a ti. Quisiera haberte dicho más cosas de las que te he escrito, pero se me hace un nudo en la garganta y me bloqueo. Me encanta ser tu amiga y que compartas tus cosas conmigo. Espero que pase el tiempo y la gente nos pregunte; ¿Sois amigas después de todo este tiempo? y que nosotras les contestemos: siempre. Para mi hadita =)

jueves, 16 de mayo de 2013

Miss nothing.

Miss nothing fue llamada así por todos aquellos niños crueles que se metían con ella en clase. Siempre iba con dos trenzas rubias que llegaban hasta sus codos. Y siempre, siempre, con el  mismo vestido. Nunca olía mal porque se duchaba todos los días, y su madre, tan apañada, le lavaba todos los días su vestido. Las demás niñas llevaban faldas y vestidos preciosos, pero ella ni si quiera las envidiaba. Su felicidad era llegar a casa donde le esperaba su familia y sentarse a comer con ellos junto a la chimenea en invierno o al lado del río los veranos. Su casa tampoco era nada del otro mundo, pero tenía techo y una cama donde dormir. Miss nothing no tenía hermanitos, porque su pequeña olvidada, como ella la llamaba, murió nada más nacer en un parto que se complicó. Miss nothing sólo tiene doce años, pero en cada trenza tiene tres más, es una niña fuerte y madura que sabe apreciar lo poco que tiene mientras que los otros niños, con nombres y apellidos, siempre quieren más.

"No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita."

Strange diamond


Nadie sabía quién era ella,
ni que rumbo tomaba.
Pero siempre viajaba de un lado
a otro pasando por aquel
lugar. Sus desordenadas pecas
la hacían especial. 
Sus ojos gatunos miraban y miraban
y parecía que veían el alma.
Sus labios rojos
despertaban los latidos de los hombres
a su alrededor.
Ella nunca decía quién era
pero todos se inventaban una historia
para esta hermosa criatura.

domingo, 5 de mayo de 2013

Jueves mojado.


 Era un jueves lluvioso en aquel barrio y todo el mundo andaba refugiado en sus casas. También hacía frío, mucho, así que las manos de Miriam estaban rojas y heladas. Estaba sentada tras el mostrador de la biblioteca en su nuevo puesto de trabajo rodeada de un silencio que a veces se interrumpía por los pasos de la gente o las páginas de los libros moviéndose. Miriam llevaba una cola alta aunque algunos mechones le habían resbalado así que caían por su cara y unas gafas negras que cubrían sus ojos marrones y grandes. Vestía un jersey ancho y unos vaqueros ajustados. A pesar de llevar botas tenía frío en los pies.
Tic tac.
Casi eran las ocho, ya hacía rato que había oscurecido y en aquella biblioteca sin calefacción ya no habían más que cuatro personas. Miriam se levantó para avisarles de que pronto cerraría la biblioteca. Eso hizo, una por una, fue acercadose a las personas que estaban allí para decirles que les quedaba poco tiempo, pero su aviso lo interrumpió un chico que entró. Tenía el pelo mojado y su ropa también lo estaba. Miriam lo miró y se acercó a él para decirle que mejor volviera al día siguiente.

  • Perdona, está cerrada ya, es tarde. Vueve mañana.
  • ¿Cerrada? La puerta está abierta.
  • Eh, ya, pero...
  • Sólo será un momento.
  • Sólo un momento. - bufó.

El chico irguió una ceja confuso y la miró de arriba a abajo. Miriam tenía las mejillas rojas y los labios agrietados. Lo miraba reprochándole los minutos de más que se quedaría en la biblioteca después de un día tan aburrido, y eso le hizo sonreír.
Miriam se dio la vuelta para volver al mostrador a recoger y apagar el equipo y el chico se quedó dando vueltas entre las estanterías. Había muchos libros que ya había leído, la biblioteca del barrio hacía tiempo que no renovaba su material. Las estanterías estaban bastante saturadas y la madera tenía grietas en algunas zonas.
Los minutos pasaban y el reloj de pared marcó las ocho en punto. Ya no había nadie más que Miriam y aquel chico. Miriam bufó y se acercó al castaño para exigirle que saliera, que si quería alquilar algún libro ya era tarde.

  • Oye, tienes que irte.
  • ¿Ya?
  • Sí.
  • Pues - el chico pasó la mano por los libros que había en el estante que estaba a su altura – a ver cuando renováis.
  • ¿Cómo? Mira, da igual. Me tengo que ir, voy a perder el autobús.
  • Si quieres te llevo.
  • No. - Miriam cada vez estaba más cabreada. El castaño la miró de arriba a abajo.
  • Rarita.

De repente el chico se acercó a Miriam y la cogió contra él para comerle la boca. Miriam se sintió confusa y se sorprendió muchísimo, no sabía qué hacer. Intentó separarse pero ya no podía, el chico le mordía el cuello y apretaba su culo con sus manos.

  • ¿Qué haces?
El chico siguió recorriendo sus piernas y conforme lo hacía bajaba su cara hasta los muslos de Miriam. Empezó a quitarle los vaqueros y se encontró con unas braguitas azules que empezaban a mojarse.
  • ¡Quédate quieto gilipollas!
  • ¡Calla! ¿O es que quieres que nos oigan?

Miriam se excitó con aquella orden y empezó a relajarse. El chico le mordió encima de la ropa interior en la zona de su clítoris. Ella misma ayudó a quitarse las braguitas para que el castaño pudiera hacerlo mejor. Metía su lengua juguetona pasándola insistente por su clítoris y ella se apoyó en una estantería. Él hundió más su cara en su piernas y Miriam notó que sus pezones empezaron a ponerse duros debajo del jersey. Mientras lamía, el chico levantó un brazo y llevó una mano hasta el pecho derecho de Miriam, que sólo estaba cubierto por el jersey, como si esperase que aquel día un extraño lo manipulara en la biblioteca a escondidas.

  • Dios... - Miriam respiraba entrecortada y acariciaba la cabeza del muchacho, que empezó a levantarse y la puso contra las estanterías.
  • Voy a follarte muy duro princesita. - Miriam notó una chispa que recorrió todo su cuerpo hasta concentrarse en su clítoris. - Mójame la mano. - Puso su fuerte mano delante de la boca de Miriam y ésta la llenó de saliva.

El chico, que ya tenía su miembro duro y caliente, empezó a masturbarse con la saliva de Miriam cubriendo todo su pene.

  • ¿Preparada, nena? - Miriam jadeaba, no podía esperar más a tenerle dentro. El castaño mordió su cuello y otro chispazo recorrió su cuerpo, esta vez concentrándose en sus pezones.
Miriam no había visto su miembro pero sí lo estaba sintiendo. La había inclinado levemente sobre los libros y ahora daba lentas sacudidas sincronizadas metiendo todo su miembro en vagina mientras agarraba y masajeaba sus nalgas. Cambió sus manos de posición y agarró los pechos de Miriam, acariciando sus pezones, acto seguido los agarró con fuerza y la velocidad de las sacudidas y su fuerza aumentaron haciendo que la chica empezara a gemir.

  • No... no... no hagas ru...ido, joder.

Miriam se ruborizó, se sintió una novata teniendo su primera relación, pero no lo era. Para demostrarlo empezó a mover su cintura haciendo que al chico se le escapara un gritito, y eso la hizo sonreír. El ritmo cada vez era más rápido y aquel rinconcito de biblioteca olía más y más a puro sexo. Miriam creía que iba a estallar en cualquier momento, pero el chico le dió la vuelta, le quitó la ropa y la cogió en brazos, ella rodeó la cintura del castaño con las piernas y acarició su nuca con las manos mientras lo besaba y él metía su miembro con cada vez más violencia.

  • Eres una buena chica, gafitas.
  • Haz que me corra, gilipollas.

El chico la empujó contra la pared y le comió la boca con violencia a Miriam, que como Erik, el castaño, no aguantó más y se corrió, gritando todas sus ganas en la boca de un sudado y muy, muy caliente desconocido que sólo había entrado para refugiarse de la lluvia.